El incendio que mató a Micaela Ibarra fue intencional y crece la sospecha de un atentado homicida

A tres días del trágico incendio que se cobró la vida de Micaela Ibarra, de 42 años, en una vivienda ubicada sobre calle Maipú norte, muy cerca del Corralón Municipal, la investigación dio un giro clave: el siniestro fue provocado de forma intencional, lo que refuerza la hipótesis de que se trató de un atentado homicida.

La fiscal del caso, Dra. Ruth Alejandra Antonino, recibió los primeros informes periciales que confirman que el fuego no fue accidental, aunque aún resta establecer qué sustancia inflamable se usó y desde qué punto exacto de la habitación comenzó el fuego.

En la escena se halló una motocicleta con una manguera conectada al tanque, que aún contenía restos de líquido, y persistía un fuerte olor a combustible. Además, un familiar directo de Micaela —su cuñado— que intentó rescatarla y quedó gravemente herido, relató que el cuerpo de la mujer emanaba ese mismo olor. Este dato, clave en la investigación, hace presumir que se utilizó algún tipo de acelerante.

El cuñado, que actualmente permanece internado en terapia intensiva del Hospital San Juan Bautista con pronóstico reservado por inhalación de humo y quemaduras, podría convertirse en testigo fundamental si logra recuperarse. Su testimonio sería crucial para reconstruir los minutos previos al incendio y aportar indicios sobre quién o quiénes estuvieron presentes o ingresaron al lugar.

Mientras tanto, la Justicia trabaja en el análisis de los teléfonos celulares secuestrados, incluyendo el de Micaela, y en el relevamiento de imágenes de cámaras de seguridad, tanto privadas como de la vía pública. Se intenta establecer con precisión los últimos movimientos de la víctima, quien habría sido vista en otros puntos de la ciudad durante la madrugada previa a la tragedia.

Una investigación que no descarta ninguna hipótesis
A pesar de los avances, el caso aún mantiene múltiples interrogantes. Las autoridades no descartan ninguna hipótesis: desde un homicidio premeditado hasta un posible suicidio con elementos poco claros, aunque esta última línea pierde fuerza frente a la contundencia del informe que confirma la intencionalidad del fuego.

Mientras la familia de Micaela le dio el último adiós en medio del dolor y la conmoción, la sociedad exige respuestas y el esclarecimiento de un hecho que, hasta el momento, suma más sospechas que certezas.