Por fracturarle la mandíbula a su ex pareja fue condenado a prisión efectiva.

 

 
 (Para el Ministerio Público Fiscal fue de gran valía el testimonio de la amiga para arribar a una condena) 
 
“Se debe investigar y juzgar con perspectiva de género”, consideró el fiscal de Cámara al momento de los alegatos. El banquillo de los acusados era ocupado por un joven de 33 años, debía responder por “lesiones graves agravadas por mediar una relación de pareja” y “coacción”.
 

El Tribunal estuvo integrado por los jueces Fernando Esteban, Mauricio Navarro Foressi y Miguel Lozano Gilyam. El Ministerio Público Fiscal fue representado por el fiscal Alejandro Dalla Lasta Baroni. El acusado fue asistido por la defensora penal oficial de Tercera Nominación, Valeria Olmedo.
 
El hecho de violencia en el ámbito de la pareja sucedió en julio último. Hubo una discusión. El acusado le dio golpe de puño en la cara y la empujó contra una mesada de cemento. Las heridas le demandaron 45 días de curación. Tras la golpiza, la amenazó.
 

El debate comenzó el miércoles y finalizó ayer. En esta última jornada se presentaron tres testigos y declaró el acusado, quien se abstuvo en la primera audiencia. El testimonio más importante fue el de una amiga de la denunciante. Recordó que esa noche la denunciante le escribió un mensaje: su pareja le había pegado. “Él le estaba pegando. Ella me pidió que llame a la Policía. La tenía encerrada. Ella estaba toda golpeada. La convencí de ir al médico –no quería ir para no realizar la denuncia- y quedó internada”, contó. En este sentido, el hermano de la víctima había declarado que fue él quien realizó la denuncia porque su hermana estaba hospitalizada.

 
Pasada la ronda de testigos, el acusado contó su versión. “Estábamos forcejeando y ella cayó sobre una mesada de cemento… Discutíamos como cualquier pareja. Forcejeamos, la empujé. Nunca imaginé que iba a caerse así… que se iba a quebrar la mandíbula”, contó.

Luego, se pasó a la instancia de alegatos. El fiscal de Cámara solo mantuvo la acusación por las lesiones. Respecto a la acusación por “coacción” consideró que no había elementos para sostener. “La víctima manifestó no tener miedo a los dichos”, remarcó. En tanto que, para el representante del Ministerio Público Fiscal, la declaración de la amiga de la víctima “resultó contundente. Llamó a la Policía porque le estaban pegando. Ella vio las lesiones. La víctima dijo que fue él. Los informes médicos detallaron las agresiones que sufrió”, detalló.

El fiscal de Cámara precisó, con base a la prueba y a los testimonios, que la denunciante se estaba defendiendo. Además, advirtió que este hecho de violencia sucedió frente a los hijos de la víctima. Por ello, pidió la intervención de la Secretaría de Familia del Ministerio de Desarrollo Social. Con relación a la pena, solicitó cuatro años de prisión.

A su turno, la defensora Olmedo, si bien disintió con lo planteado por el Ministerio Público Fiscal, sí coincidió en que “hay que ver toda la película y también probarlo”. Para la defensa, “hubo un problema de pareja, con pobres pautas culturales y consumo problemático. Ambos son adictos”. En este sentido, señaló que no hay una problemática de género pero sí de violencia familiar. En el marco de su análisis, Olmedo estimó que hubo un “dolo eventual” porque el acusado “no buscó quebrarle la mandíbula”.

La defensora solicitó perforar el mínimo. Al respecto, señaló que tanto para “lesiones graves” como para “lesiones gravísimas” –cuando hay daño definitivo o pérdida de sentido u órgano-, el mínimo es de tres años. “Cuatro años es injusto y excesivo”, sostuvo y citó jurisprudencia de la Provincia de Córdoba. “Hubo violencia entre ambos”, reiteró y pidió la perforación del mínimo y una pena de dos años de prisión.

Tras un cuarto intermedio, el acusado fue hallado culpable por el delito de “lesiones graves agravadas” y condenado a tres años y tres meses de prisión. También se dio intervención a la Secretaría de Familia para la protección de los hijos de la denunciante y se ordenó que el penado realice un tratamiento de rehabilitación en el penal