La escribana sospechada de las maniobras de Bachiani

En sus libros hay actas de operaciones firmadas por el "trader" y otros apoderados de Adhemar Capital en las que faltan las contrapartes , intercaladas con otras completas. El presidente de la FEC, Alejandro Segli, reclama derechos sobre Wika con un boleto de compraventa del 17 de febrero.

DESTACADA DEL DIA 24 de septiembre de 2022 Carlos López Veliz Carlos López Veliz
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En sus libros hay actas de operaciones firmadas por el "trader" y otros apoderados de Adhemar Capital en las que faltan las contrapartes , intercaladas con otras completas. El presidente de la FEC, Alejandro Segli, reclama derechos sobre Wika con un boleto de compraventa del 17 de febrero.
 
  
 

 
 
 
 
De acuerdo a una denuncia penal radicada por el empresario Cristian Guillou, la escribana Joaquina Córdoba Gandini sería una pieza central en el dispositivo de estafa de Edgar Adhemar Bacchiani, a favor de quien habría manipulado los libros notariales para permitirle, entre otras cosas, insolventarse en forma fraudulenta.
 
El rol de la notaria, que fue denunciada en junio como “pocera” de Adhemar Capital por una acreedora, se empezó a indagar a partir de una presentación que la ex pareja y socia de Bacchiani, Celeste Zaraive Garcés Rusa, interpuso en la causa federal para oponerse a un pedido de prisión domiciliaria del “trader”. La mujer incorporó a esta nota el proceso de divorcio que inició a su exesposo y padre de su hijo, en el que asegura que éste transfirió propiedades a “testaferros” y que la escribana Gandini se negó a proporcionarle la lista de las transacciones pese a que se las solicitó por carta-documento.

 

 
 
 
 
En este marco, el fiscal Federal Santos Reynoso requirió el 7 de julio el secuestro de los libros de actas de registro de firmas de la escribanía Gandini, debido a las “serias sospechas que Bacchiani habría realizado maniobras tendientes al desapoderamiento de su patrimonio y la ocultación del mismo mediante terceras personas”.
 

Los libros contendrían actas incompletas intercaladas entre las normales, firmadas sólo por los representantes de Adhemar Capital y con los adquirentes o contratistas en blanco, por transacciones hipotéticas fechadas desde fines del año pasado.

 
Los escribanos deben registrar las operaciones de las que dan fe con fechas perfectamente correlativas y es justamente por eso que existen los libros de actas. Al dejar folios con datos faltantes, la banda Bacchiani podría haber asentado operaciones con fechas anteriores a la que sus bienes quedaron inhibidos por la Justicia, sostuvo Guillou. Esto es: desprenderse de bienes que pudieran ser reclamados por sus acreedores a favor de “testaferros”, o bien satisfacer reclamos transfiriendo los bienes malhabidos. Hay hasta transferencias de automóviles.

En nombre de Adhemar Capital firmaban Bacchiani, Garces Rusa, José Blas y Alexis Sarroca, todos imputados en la causa. Las contrapartes están en blanco. En varias de las operaciones registradas, el nombre del adquirente aparece con caligrafía distinta, lo que induce a sospechar que se introdujo con posterioridad. 

 

 
Las actas salieron a la luz a raíz de otra causa, civil, conectada con la saga: la de Wika, cuya propiedad Bacchiani le disputa al empresario Cristian Guillou.

El ingreso de Segli

 

A fines del mes pasado, el empresario y presidente de la Federación Económica de Catamarca, Alejandro Segli, se presentó reclamando los derechos sobre Wika en base a un boleto de compraventa celebrado con Bacchiani el 17 de febrero pasado, que se asentó en los libros de la escribana Córdoba Gandini .

La irrupción de Segli en el expediente fue sorpresiva. Para el 17 de febrero en que se habría realizado la operación inmobiliaria, Guillou ya había retomado la posesión de Wika porque Bacchiani no le pagaba, Bacchiani lo había denunciado por usurpación y la justicia había dictado la medida de no innovar. La polémica era pública y notoria.

Según Segli, Bacchiani le entregó Wika como parte de pago de 300 mil dólares de unas aberturas que le había comprado.

El empresario esgrimió además un acta del 18 de febrero en la que Córdoba Gandini acredita que el sereno de Wika, identificado solo con el apodo de “Chafa”, les permitó el ingreso al predio de local nocturno. El documento está firmado por Segli, Córdoba Gandini y dice expresamente que “por el señor Bacchiani no hay terceros ni oposiciones”.

No hay firma de “Chafa”, quien resultó ser Ramón José Oliva y desmintió en una exposición policial lo garantizado por Córdoba Gandini . Aseguró por el contrario que, al advertir que una mujer y dos hombres habían ingresado al predio de Wika, los echó.

La denuncia penal de Guillou es además contra Bacchiani y Garces Rusa.(fuente Diario el ancasti)

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